lunes, 27 de enero de 2014

Con "S" de Sorpresa

Hasta el sábado, mis 25, aún tenían el precinto puesto:

¡Aún no les había dado su digno recibimiento!

El día empezaba como otro cualquiera: Lluvia amenazante por la mañana, y una tarde de compras tanto de modelito, como de lo necesario para la cena (con ayuda, todo he de decirlo).

Las horas iban pasando. El momento se acercaba.
Lo tenía todo listo: Mantel de papel; platos y vasos de plástico; algo para picar; el vino enfriando; el catálogo de comida rápida consultado; y a mis amigas citadas para las 10 de la noche en "La Morada González" (un acogedor lugar, a menos de 3 minutos de dónde vivo).

Entonces me pican al timbre. Era ella: Laura (Coti, para los amigos). 
Vivimos cerca, por eso siempre quedamos para ir juntas a los sitios. 
Quizás por eso no sospechaba nada de lo que se avecinaba.

Aún es pronto: Falta algo menos de media hora para el evento. Pero el tiempo vuela cuando estás a medio vestir y con la indecisión metida en el cuerpo.

Vamos de camino. A ella, el "whatsApp", le echa humo. Me mosqueo, pero su excusa suena convincente.
Ya en el portal, le da un repentino "ataque de tos". Entramos al ascensor.

Tercer piso. Abro la puerta del ascensor y enciendo la luz. 

Y entonces...

¡SORPRESA!

Siete Marios Vaquerizos arrodillados y cantando para mi, con todo el descansillo del tercer piso decorado.

Me quedo sin palabras, pero tengo que confesar que no es lo que esperaba:

¡ES MUCHO MEJOR!


La cosa no acaba ahí: Terminadas de cenar, y a la voz de "¡tapadle los ojos!", me veo envuelta en una artimaña para tirar del cordel de una piñata (parece más fácil de lo que es).
Una vez conseguido y mientras me descubro los ojos, ya tengo preparada sobre la mesa una apetecible tarta presidida por un 2 y un 5. Ahora entendí por qué su predisposición a ir ellas a por cualquier cosa que se necesitara de la cocina.

Siempre me imagine salir de una tarta gigante, pero jamás salir en ella. Digo ésto, porque sobre esa capa de chocolate ¡estábamos retratados Mario Vaquerizo y yo!


Como diría Bisbal: ¡ESTO ES INCREÍBLE!
Según trascurre la noche, me entero de que llevan preparándolo meses. De que mi madre estaba en el ajo. De que EEUU nos vigila. De lo súper-estrella que se siente una, cuando le esperan 3 taxis al salir de casa. De lo inocente que puedo llegar a ser. Y de que aunque haya veces que las quiera matar, no sé qué haría sin ellas.

Gracias a Globi, por llegar de madrugada desde Madrid, en un viaje exprés.
Gracias a Irama, por ser la primera vez que no llega tarde.
Gracias a Abeledo, por hacerme un esquema mental de lo que ocurre ahí afuera.
Gracias a Suárez, por exigirle a Mercadona que el Vodka traiga dosificador.
Gracias a Laura, por engañarme como a una tonta.
Gracias a Leyre, por echarle cara para que os abrieran el portal.
Gracias a Aidina, por aguantar el tipo aún con síntomas griposos.
Gracias a Intro, por regatear mi "¿qué haces con una foto de Marito?
Gracias a ti, Verano, por estar en todo. No te imaginas lo que hubiera dado para que pudieras estar.
Y por supuesto, gracias a Dani por echarles una mano.



Gracias por regalarme el mejor cumpleaños de la historia. 



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